"Enter – as if in response to my dream – Steve Fagin’s La Cura (2024) which, as he jokes, 'is the best I can do to make a musical'. It is comprised of episodes – of tableaux. These jewel-like pieces do not add up to a plot. Even when something recurs – like the studio set that stands in for a nightclub, proudly stripped bare under the final credits – or a performer reappears in a different situation, it is not for the purposes of narrative linkage. The connections between tableaux come about in a different way: through an accumulated interweaving, threaded on music."
"Like many, I receive the stereotypes from afar. La Cura is made, in part, for people like me, as much as it’s made for Cuban audiences. Doubtless a high number of its references, nuances, and jokes are lost on me. I learn a lot of names and dates and facts along the way, and I jot them down for future reference. But something else comes through, viscerally, in this torrent of words, images, sounds, motions, and songs: a strong, palpable sense of how inextricably tangled up everything is – the sensual joy with the political pain, the individual with the collective, the everyday with the longue durée – and how everything is knotted, unknotted, and reknotted, over and over again, in the music of a time and a place. "
-- Rag Doll, Adrian Martin
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Steve apuesta –intención estilística entre lo surreal, la locura, el absurdo, la farsa, lo grotesco–por interrogar la Historia desde la historia, desde la concepción de tiempos y géneros entremezclados. Podemos seguir en este director una traza de ideas que dan ciertas pistas para su lectura, y que destacamos de su largometraje precedente, Noticias desde un no lugar: "Filosofar y cuestionar ʽla gran historiaʼ, que acaso no sea más que una invención de la imaginación.”
"En otra de las escenas canta un tema de uno de los íconos y considerado fundador de la timba, José Luis Cortés, el Tosco, y NG La Banda, Tú eres una bruja, una bruja sin sentimientos, tú eres una bruja. La fantasía radiofónica, La cura que lo cura todo, desde la excentricidad del músico-personaje nos divierte por su desparpajo. Esos hits musicales evocan nuestro propio mapa de asociaciones, las de aquellos cubanos que rememoran esos años 90 en circunstancias distintas, la beca,[1] el bailable en La Piragua o el Salón Rosado de La tropical, el barrio… constituyen una crónica epocal resuelta a escapar al discurso historiográfico. Exige la calidez de quienes recuerdan, de quienes lloraron y bailaron con esa música, pues la música también los lloró y bailó. Su gente como raíz nutricia."
-- La Cura Que Lo Cura Todo: El Cronista Lo Sabe,
Yanay Prats Herrera
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